Año tras año, España se queda en los últimos puestos del informe PISA. ¿Tenemos un sistema educativo que no funciona? ¿Por qué? ¿Qué es exactamente lo que falla, el sistema o los docentes? ¿Por qué los expertos no llegan a un consenso eficaz para que los resultados sean otros?
Finlandia encabeza el ranking de los países que obtienen mejores notas y si se analiza con detenimiento su estructura se podrá comprobar cuántas diferencias hay con el español. Empezando por la formación de los docentes, pasando por el número de alumnos por clase o, algo que llama mucho la atención: el comienzo de la vida escolar, nunca antes de los 6 años. Pero no se detiene ahí, hay muchos más componentes que les hacen triunfar y, al español, fracasar. ¿Pero, por qué? ¿Cuáles son exactamente los cambios que habría que hacer?
Para cambiar el sistema educativo español hay que dar mayor libertad a los padres y cooperativas para crear centros educativos con pedagogías alternativas, reforzar a los maestros dándoles más autonomía. También apostar por la creatividad y el aprendizaje vivencial y significativo, eliminar la memorización y los exámenes, flexibilizar el currículo, reducir radicalmente las ratios en vez de aumentarlas y dar un verdadero impulso a la educación emocional, la personalización y la atención a las necesidades individuales.
Algunas propuestas de mejora:
•Los niños deben tener un papel mucho más activo en su educación. Esto fomenta su creatividad, su curiosidad, su autoconomiento, su responsabilidad y el desarrollo de sus talentos y pasiones.
•Los contenidos de la escuela deben ser mucho más flexibles y personalizados
•En la primera etapa, la infantil, los niños aprenden jugando deben conservar el derecho a jugar, a jugar mucho porque lo necesitan y además, porque el ser humano está programado para aprender jugando.
•Los niños necesitan tener mucho tiempo libre por lo que la escuela no debería imponerles actividades lectivas fuera del horario escolar para que puedan aprender lo que les apasiona a cada uno de ellos, para que puedan conocerse y reflexionar y sobre todo, para que puedan jugar.
•Los niños deben ser valorados como individuos, tratados con el mismo respeto que merece un adulto, deben poder expresarse respecto a las decisiones referentes a su educación y a la organización de su aprendizaje y del espacio escolar.
•Creemos que se aprende haciendo y hablando, pues es la manera en la que los seres humanos aprenden, y que por tanto, la actividad real y la conversación sin juicios es básica para que puedan desarrollarse de manera óptima y feliz.
•La socialización debe ser un proceso que respete las necesidades emocionales de cada niño, sus ritmos y sus simpatías y que los adultos cuidadores deben velar en todo momento de su integridad física y emocional, sin imponerles separaciones dolorosas de sus figuras de apego y proporcionando ambientes con claros límites a las agresiones físicas o psicológicas en cualquier ámbito donde puedan desarrollarse con seguridad y libertad.
•Los castigos son antipedagógicos y que deben usarse otras herramientas para ayudar a que los niños se relacionen respetuosamente y aprendan.
•Los niños deben ser respetados en su ritmo de aprendizaje y sus intereses, siendo contraproducente obligarles a leer o escribir de forma prematura o haciendo que todos deban leer los mismos libros.
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