- En los últimos años se ha generalizado la idea de que las organizaciones educativas deben funcionar como empresas y los directores tener un perfil de empresarios para que aquellas sean competitivas, productivas, eficaces y eficientes y logren sobrevivir.
- Las organizaciones educativas, universidades y colegios de hoy día, se están interesando más por ser empresas y descuidan o se olvidan de la finalidad educativa, su función específica.
- Existe un interés más centrado en el beneficio económico y en impulsar estrategias para lograr este propósito a corto plazo, que en la persona y en los objetivos de largo plazo; se le está dando más primacía a lo primero y se está desplazando y perdiendo el interés por lo segundo.
- La mayoría de las aplicaciones implementadas en la organización educativa provienen de la organización empresarial, y se han realizado más desde un razonamiento teórico y técnico que desde un razonamiento práctico.
- Existe una tendencia a evaluar la gestión escolar y universitaria a partir de criterios de excelencia de las empresas.
- Las instituciones educativas se están interesando más por producir que por formar, lo que desvirtúa su naturaleza educativa al orientar su quehacer solamente por resultados.
- Existe una tensión permanente en las instituciones educativas entre lo pedagógico y lo administrativo, el ideario y la supervivencia, la formación y los rendimientos, el mercado y la academia.
¿Le conviene a la institución educativa seguir extrapolando los modelos de gestión empresarial para evaluar la calidad y para cumplir su finalidad educativa?; ¿por qué las instituciones educativas están más preocupadas por buscar modelos que les permitan ser productivas y autosuficientes, que por buscar modelos que aseguren el éxito de su misión de educar?
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